Opinión
Oswaldo Pulgar Pérez
El Universal - VenezuelaStephen Hawking, notable físico británico declaró en estos días: "Dios no creó el universo. Las teorías científicas convierten en superflua su intervención".
Confunde que esto venga de un científico honrado. "Dado que existe una ley como la de la gravedad, el universo pudo crearse a sí mismo -y de hecho lo hizo- de la nada. La creación espontánea es la razón de que exista algo, de que exista el universo, de que existamos nosotros".
Si nos encontramos un bolígrafo por la calle, eso quiere decir que alguien lo puso allí, o se le cayó. Nadie piensa que se puso a sí mismo, después de un complicado proceso autocreativo.
No se entiende cómo de la existencia de la gravedad se puede deducir que el mundo se hizo a sí mismo. Eso es tan ilógico como decir que como existen leyes de tránsito, ellas se han confeccionado a sí mismas y además originan -sin intervención de nadie- nuevas leyes.
"Esto ocurre -dice Potter- porque los científicos se encierran cada vez más en sus especializaciones. Uno sabe mucho de las células de la mano, otro sabe casi todo de las escamas del cocodrilo, otro se dedica producir un arroz supernutritivo.
Sin embargo, -continúa Potter-, es urgente que alguien ayude a los científicos a ver el conjunto (y no extrapolar). Para evitarlo están las ciencias humanísticas". El especialista sabe mucho de poco y eso no es peyorativo. La filosofía le sirve a las ciencias como estuche. Así lo conocido por la ciencia es integrado en un conocimiento superior.
Dice Maxwell: "Una de las pruebas más difíciles para una mente científica es conocer los límites de su propio método". Por Ej. El método de la física trata de los aspectos cuantitativos de los cuerpos en movimiento. Consideremos el asesinato. La acción -coger un cuchillo y clavárselo a otro- puede ser descrita en términos cuantitativos: el tamaño del cuchillo, la profundidad de la herida, y el momento exacto en que expiró la víctima.
Sin embargo, estos datos no nos permiten saber si la persona muerta era inocente, si la acción fue moralmente lícita o ilícita o si el asesino sintió remordimiento.
La ciencia no puede explicar los aspectos cualitativos: ¿Qué es esto? ¿Por qué existe? ¿Quién lo hizo? ¿Para qué sirve? Eso le corresponde a otra ciencia: la filosofía, porque ese es su objetivo específico.
Todo conocimiento científico es verdadero pues no se puede hacer ciencia de lo falso. Pero eso no quiere decir que todo conocimiento verdadero haya de ser científico. Una cultura positivista como la nuestra, construida sobre bases científicas, tiene a creer que lo que no se puede demostrar con la ciencia, no existe.
La prudencia y la humildad son virtudes necesarias para un científico. Razón tiene Paúl Johnson cuando dice que los hombres somos muy soberbios. "Si un Premio Nobel de Física dice algo, incluso si no está relacionado con su campo específico de estudio, enseguida sale en la prensa.
Puede hablar de cuanto existe bajo el cielo, puede incluso decir tonterías, pero diga lo que diga, uno tiende a dudar de sí mismo antes que de las declaraciones de un Nobel". (Jaki).
Señor Hawking: usted no puede mezclar ciencia y religión porque son conocimientos distintos. Con sus ecuaciones no puede afirmar ni negar la intervención de Dios. Se le escapa como un jabón mojado de las manos. Hable de lo que usted sabe, que no es poco y absténgase de confundir a quienes no han tenido -como usted- la oportunidad de estudiar.
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