Thursday, September 13, 2007

RE: (leerlo x partes)

-----Mensaje original-----

De: Norvic Chicchon
Enviado el: Lunes, 23 de Mayo de 2005 12:54 p.m.
Para: los patas
CC: bauhaus77@hotmail.com
Asunto: RE: (leerlo x partes)


Muchas gracias, causitas. De puta madre todo: los saludos, las fotos de la rubia (‘ta que te pasaste Kirchhoff!), la foto que un paparazzo me tomo visitando a la familia en Paracas (buena Canebo!), en fin por acordarse de este cumpa, que de morsa, morcilla y marsopa con mostacho ralo paso a marsupial. (Je! ‘ta buena).

Por acá a Dios gracias todo de lo mejor, asimilando nuevas y buenas costumbres, desechando y denunciando la malas.

Son pocas las veces que salgo de juerga. Aunque la última vez estuvo bacán. Lastima que los gentlemen clubs cierran demasiado temprano para mi gusto (1 AM), por lo que el caldo de gallina a las 6.30 am con la polilla de turno ya es cosa del recuerdo.

Entre las cosas que me llama poderosamente la atención en esta sociedad, es la vanidad y arrogancia de "guys & girls" así como también el consumismo que se vive por acá: bagatelas de 20 cocos (algo aproximadamente equivalente a una hora de trabajo gringo), pitu-punkies realmente graciosos que harían avergonzar a los lejanos originadores del movimiento por los 60s, jeans rotosos y "rusty" (lo ultimo con impregnaciones de cuero y a la cadera) a precios astronómicos, el auge del piercing (aretitos especialmente en lenguas, orejas, cejas y labios). Y, dado que uno de las residencias estudiantiles donde estudio - George Washington U. en DC, fue considerada x Playboy hasta hace poco el dorm mas promiscuo de los States, mi intuición me indica que el piercing vaginal y las hilos dentales deben ser lo mas requerido entre las liberales jovencitas de esta zona, quienes provienen principalmente de ciudades de la costa este: Nueva York, Boston, Filadelfia, Miami, y otras mierdas que no conozco.

También me impacta el pseudo-individualismo de estos gringos. La desintegración familiar, la incomunicación, y la pérdida de valores es realmente grande. Mi housemate en mis primeros meses por acá, me conto sobre una enfermedad de su viejita, quien vivía en Pennsylvania. Luego de unos días me comentó que la cosa no iba bien y que iban a operarla, a lo que le pregunté: y cuando vas a ir a verla? Me dijo que no podía por A o B motivos. Mayor fue mi sorpresa cuando luego me indica que se quitaría el fin de semana a Maryland, de juerga mientras la vieja de mierda cagándose en el hospital sin familiares cercanos que la vean (la tía es viuda, y su otro hijo es un tipo dizque businessman sin el tiempo para ir a verla). Solo en América! pensé.

Otro punto son los grandes abismos de comunicación que estos mierdas se ponen. Tienen un afán de mantenerse ocupados y saberlo todo a su mejor manera: la suya, así sea hasta el culo. Encuentras gringuitos ensimismados con los últimos Ipods (reproductores mp3 de Apple, no gran huevada), tus amigos no son los que quieren compartir tiempo contigo, tomarse una chela, o simple y llanamente conversar, sino los que mas mensajes grabados te dejan en la casilla de voz, o mas emails te escriben y que puedes chequear desde tu blackberry (engendro electrónico de moda). Encuentras cojudas metidas en el PC lab, quejándose on-line en su chat club sobre la soledad de sus días, prefiriendo los emoticons a las llamadas o conversar con entes pensantes, vivientes y con sentimientos reales. Quizá la evolución de esta sociedad gira en torno a temas vanos para este sudaca, pero aun así creo por verdad incontestable, creo que por gran influencia de Sábato, sobre la cosificación de la especie humana.

Asimismo, me causa hasta cierto grado indignación y una suerte de vergüenza ajena la desinformación e ignorancia que reina en los habitantes de esta supuesta maravilla estadounidense, los enraizados estereotipos que aun, quizá inconscientemente, se propagan en las familias "americanas" (si, entre comillas por que estos mierdas se han apropiado del continente entero).

La primera vez que me di una vuelta por el patio de comidas de la universidad (donde proliferan las conocidísimas franquicias MADE-IN-USA Wendys, McDonalds, y Subway) me espanto la indiferencia en la que se centra su modus vivendi. Colegiales almorzando o cenando, despabiladamente, en feliz grupo, luego de una ardua faena estudiantil, mientras monitores de 30" (HDTV - High

Definition TV, of course) muestran en serie imágenes del genocidio en Darfur, o el ultimo reportaje de CNN en Irak, mostrando (y con censura) el bombardeo a civiles, escuelas, colegios, obra y gracia de la estupidez de autoridades (o mejor dicho títeres) que buscan perdurar este neo-babilónico imperio.

Tampoco es de extrañar algunos roces en el bus, en los que me vi obligado a intervenir en defensa de algún cumpa, debido a maltratos contra gente latina, merced a su desconocimiento del idioma inglés o a status migratorio inválido, el cual no les permite expresar a viva voz su malestar ante situaciones, que lejanas de ser de índole civil, rozan la xenofobia. Dicha situación no solo proviene de blancos venidos menos sino también de afro-americanos (those damned muthafucka niggers, u know!) quienes se atribuyen derechos que fueron ganados a su vez por ancestros suyos a costa de mucha pero mucha sangre. Así por ejemplo, un cumpa de Malawi, país africano que hace ver a nuestro Perú como superpotencia, me comento con desazón el desprecio que sintió de parte de africanos nacidos en suelo USA. Al principio cuando me ven, me dijo, todo bacán, pero en cuanto diferencian su acento (algo británico, dada su condición de ex-colonia UK) su comportamiento es otro. Lo marginan y tratan con una arrogancia que realmente no debería existir, especialmente por ser ambos de tronco común (el África negra).

D.C. no tiene los rascacielos de NY, el espectáculo de Las Vegas o el chongo de Miami, pero si es una ciudad de grandes contrastes, como todas las ciudades, de las cuales no se escapa mi querida Lima la Horrible (el Keirolo de Kilka es mi rincón más añorado por estos días de cumpleaños). Por acá encuentras la Casa Blanca, el Capitolio, el FMI, el Banco Mundial, agencias financieras, el Rigg Bank (fenecido banco ke lavaba el dinero de Pinochet), consulados y embajadas. Pero vasta tomar un viaje vía metro de pocos minutos para adentrar en el South East, área de población 99% negra, bastión de lo más lumpen en esta parte de US, similar a los locales Barracones y Siberia en el Llauca, Los Intocables en Sullorqui, o La Parada en el Rico Agucho. Mucho crack, putas, y pandillas que rivalizan con las maras salvadoreñas y hondureñas, pandillas armadas que actualmente son el principal problema de esta pinche ciudad.

Y pensar que estos mierdas se quejan por lo choritos carteristas limeños. Seguramente están acostumbrados al atraco con UZIs y autos del año, estilo Destructores. Incluso sin ir muy lejos, basta ir por el céntrico DC y chequear un culo de white trash - blanquitos homeless que en D.C. si que hay muchos - en fila junto a negros vagos y junkies frente al banco mundial para recoger algo de comida y cobijas para pasar la noche.

Y este hecho es de conocimiento general; sin embargo muchos gringos tienden a pensar en que aun vivimos con un penacho de plumas en la frente, y su ignorancia les hace tener por seguro que la "hoja de cocaína" se consume en los hogares de todo el Perú. Y aun así, con ese alto grado de desconocimiento, comparan sus costumbres con las de un país pobre como el nuestro pero que en muchos aspectos brinda una vida más reconfortante que el imaginario y banal confort de este país. Pero, por qué no se comparan con capitales europeas?, con sociedades mas civilizadas que las que se originan en estos bloques de concreto, verdaderos caldos de cultivo para las bacterias del alma? Por ejemplo, en materia de alfabetización, los EE.UU. están en el puesto 49 a nivel mundial y, en alfabetización matemática, ocupa el puesto 28. En materia de salud, ocupa el lugar 37. Bien anota Guillermo Giacosa, al decir que si quieres ir al norte de rio grande, está bien; y ojalá que el 20% de los estadounidenses que cree que el sol gira alrededor de la Tierra no logre cambiar sus opiniones al respecto. Que? Tienen Tony Romas' en Perú? Me preguntaba un gringuito que no tuvo la suerte de conocer más que este parte del globo.

Pero, todo es malo aquí? Pues definitivamente no. Felizmente he podido conocer gente de puta madre, con real sentido de las cosas, algo reaccionarios en contra de su gobierno algunos, republicanos pro-Bush a muerte otros, pero demás esta decir que aun creo en que lo mejor de las personas esta en sus mentes y corazones. Y es en ese sentido que esta experiencia es enriquecedora.

Esto me recuerda una conversa que tuve con un gringo ex drogo en el paradero del bus (se había querido matar de un muy visible tajo en la garganta un año antes y ahora estaba "en vías" de rehabilitación). Trabajaba en construcción civil y, contándome como había aprendido algunas frases en español con otros obreros latinos, refirió que sus capataces le decían:

- …por que pasas tiempo con esas basuras (por los latinos), mira como se visten y lo que comen (puro arroz y frijoles)”.

El ex-drogo les respondía: hay algún pecado en eso?

Y le seguían diciendo: “…si ellos viven como animales, 10 personas en un cuarto!”

- Si, replicó, pero en 10 años cada uno va a tener su casa propia, cabrones.

Y les callo la boca por que saben que eso no es ficción. Sino, lean sobre el mexicano-americano que recientemente elegido alcalde de Los Ángeles, 2da ciudad mas grande de esta auto-calificada superpotencia.

Ahora, mi mente divaga por kilka, kamana, la kolmena, rumbo a Alfonso Ugarte. Las combis, la gente, el tráfico y el barullo de, a mi concepto, la ciudad más importante de la costa oeste de Sudamérica. Lima, ciudad de migrantes, tres veces coronada villa, y tres mil veces orinada en cima, pero que chucha, la quiero (o la queremos) no por bonita, horrible, contaminada, infernal, tranquila, sucia, o limpia, sino por que es mía ( o nuestra).

Ahora también las tripas aprietan, y me quito a empujarme un arroz con pollo, obra maestra de mi hembrita, refrescado con un Inka Kola heladita y a darle un besote a Alessandra, mi bebe (marsopita dirían Uds.) por quien miento, robo, y mato para que no le falten anchovetas en su dieta diaria je!

Besos para todas,

(Suggested Soundtrack:

Sonic Youth - Youth against fascism

Rage against the Machine – Freedom

Rafo Raez - La inocencia primaria del diablo

Leuzemia - En una invernal noche de surf

Manganzoides - Tren fantasma).

Tuesday, September 04, 2007

BLADE RUNNER: THE FINAL CUT October 5, 2007

At last! The Definitive Version of Sir Ridley Scott's Sci-Fi Classic starring Harrison Ford

The Film That Started It All


BLADE RUNNER: THE FINAL CUT

Debuts on DVD December 18 with Exclusive New York/LA Theatrical Launch October 5

Three Spectacular Editions of Director's Long-Awaited New Version, Restored and Remastered with 5.1 Audio, New and Deleted Scenes, Special Effects and More

All 4 Previous Cuts, Including the Ultra-Rare 'Workprint' Version, Available Along with Hours of Extra Content Including Over 45 Minutes of Deleted Scenes & "Dangerous Days," the Comprehensive New Feature-Length Doc

Ultimate Collector's Edition, in Unique Limited 'Deckard Briefcase,'
also Available in HD DVD & Blu-ray Disc


San Diego, July 26, 2007 - The one that started it all. Sir Ridley Scott's Blade Runner, starring Harrison Ford, is one of the most important science-fiction movies of the 20th Century -- the film with immeasurable influence on society for its futuristic depiction of a post-apocalyptic, dystopian world, a film perhaps more powerful and relevant today than when it was made. The film, in fact, has appeared on more 'Top Five' sci-fi lists than any other film.

In celebration of its 25th anniversary, director Ridley Scott (Alien, Hannibal and a three-time Oscar® nominee, Best Director, for Gladiator, Thelma & Louise and Black Hawk Down) has gone back into post production to create the long-awaited definitive new version, which Warner Home Video will unveil on DVD December 18th in the U.S. Blade Runner: The Final Cut, spectacularly restored and remastered from original elements and scanned at 4K resolution, will contain never-before-seen added/extended scenes, added lines, new and improved special effects, director and filmmaker commentary, an all-new 5.1 Dolby® Digital audio track and more.

A showcase theatrical run is also being planned for New York and Los Angeles October 5.

Blade Runner: The Final Cut will be included in three stunning DVD editions: a Two-Disc Special Edition (at $20.97 SRP), a Four-Disc Collector's Edition ($34.99 SRP) and the Five-Disc Ultimate Collector's Edition ($78.92 SRP) in Collectible "Deckard Briefcase" packaging.

Simultaneous HD DVD and Blu-ray Disc versions (each $TBD) of the "Deckard Briefcase" will also be released in numbered, limited quantities. HD DVD and Blu-ray Disc 5-Disc Digi Packs with collectible slipcase (each $TBD) will include all of the UCE content. Order due date for all editions is November 13.

Ford, Rutger Hauer, Edward James Olmos, Joanna Cassidy, Sean Young and Daryl Hannah are among some 80 stars, filmmakers and others who participate in the extensive bonus features. Among the bonus material highlights is Dangerous Days - a brand new, three-and-a-half-hour documentary by award-winning DVD producer Charles de Lauzirika, with an extensive look into every aspect of the film: its literary genesis, its challenging production and its controversial legacy. The definitive documentary to accompany the definitive film version.

Additionally, two of the collections (4- & 5-Disc) will include an entire disc with hours of enhanced content containing featurettes and galleries devoted to over 45 minutes of deleted and alternate scenes recently discovered in deep storage and approved by Ridley Scott, visual effects as well as background on author Philip K. Dick, script development, abandoned sequences, conceptual design, overall impact of the film and how it lead to the birth of cyberpunk. Trailers, TV spots and promotional featurettes will also be included.

Among some of the fascinating factoids talked about in the special features:

- Notable actual locations were used to reflect 2019 Los Angeles, such as Union Station, 2nd Street tunnel and the Bradbury building.

- The top of Police Headquarters is actually part of the Mothership from Close Encounters of the Third Kind.

- In the last scene, Rutger Hauer made the jump between buildings himself.

- In the fight scene between Daryl Hannah and Harrison Ford, Hannah pulled Ford's nose so hard that his nose actually bled afterwards.

- Holding a dove, and letting it fly away, in the last scene was never in the script, but rather Rutger Hauer's idea when filming the scene.

- Dangerous Days was originally the name of the script.

Said Sir Ridley Scott: "The Final Cut is the product of a process that began in early 2000 and continued off and on through seven years of intense research and meticulous restoration, technical challenges, amazing discoveries and new possibilities. I can now wholeheartedly say that Blade Runner: The Final Cut is my definitive director's cut of the film."

Jeff Baker, Warner Home Video Senior VP and General Manager, Theatrical Catalog and Domestic Sales, says: "25 years ago the critics said Blade Runner was ahead of its time and today it's still ahead of its time. This is clearly Ridley's signature film and we're delighted to offer these great editions to the Blade Runner fans who've been so patient, despite besieging us with thousands of annual requests in recent years for new DVDs. A number of people have told me that at the start of DVD, Blade Runner was absolutely the first title they wanted -- so much so that they purchased it even before their first DVD player! We think they'll agree that the new cut and the new editions are worth waiting for."


DETAILS OF BLADE RUNNER EDITIONS


BLADE RUNNER: THE FINAL CUT SPECIAL EDITION (2-DISC)

BLADE RUNNER: THE FINAL CUT SPECIAL EDITION (2-DISC)

Disc One
RIDLEY SCOTT'S ALL-NEW "FINAL CUT" VERSION OF THE FILM


Restored and remastered with added & extended scenes, added lines, new and cleaner special effects and all new 5.1 Dolby Digital Audio. Also includes:

- Commentary by Ridley Scott

- Commentary by Executive Producer/ Co-Screenwriter Hampton Fancher and Co-Screenwriter David Peoples; Producer Michael Deely and production executive Katherine Haber

- Commentaries by visual futurist Syd Mead; production designer Lawrence G. Paull, art director David L. Snyder and special photographic effects supervisors Douglas Trumbull, Richard Yuricich and David Dryer

Disc Two
DOCUMENTARY - DANGEROUS DAYS: MAKING BLADE RUNNER


A feature-length authoritative documentary revealing all the elements that shaped this hugely influential cinema landmark. Cast, crew, critics and colleagues give a behind-the-scenes, in-depth look at the film -- from its literary roots and inception through casting, production, visuals and special effects to its controversial legacy and place in Hollywood history.


BLADE RUNNER: COLLECTOR'S EDITION (4-DISC)

BLADE RUNNER: COLLECTOR'S EDITION (4-DISC)

The Four-Disc Collector's Edition includes everything from the 2-Disc Special Edition plus three additional versions of the film, as well as an "Enhancement Archive" bonus disc of enhanced content that includes 90 minutes of deleted footage and rare or never-before-seen items in featurettes and galleries that cover the film's amazing history, production teams, special effects, impact on society, promotional trailers, TV spots, and much more.

Disc Three
1982 THEATRICAL VERSION


This is the version that introduced U.S. movie-going audiences to a revolutionary film with a new and excitingly provocative vision of the near-future. It contains Deckard/Harrison Ford's character narration and has Deckard and Rachel's (Sean Young) "happy ending" escape scene.

1982 INTERNATIONAL VERSION

Also used on U.S. home video, laserdisc and cable releases up to 1992. This version is not rated, and contains some extended action scenes in contrast to the Theatrical Version.

1992 DIRECTOR'S CUT

The Director's Cut omits Deckard's voiceover narration and removes the "happy ending" finale. It adds the famously-controversial "unicorn" sequence, a vision that Deckard has which suggests that he, too, may be a replicant.

Disc Four
BONUS DISC - "Enhancement Archive"


- Featurette The Electric Dreamer: Remembering Philip K. Dick
- Featurette Sacrificial Sheep: The Novel vs. The Film
- Philip K. Dick: The Blade Runner Interviews (Audio)
- Do Androids Dream of Electric Sheep Cover Gallery (Images)
- The Art of Blade Runner (Image Galleries)
- Featurette Signs of the Times: Graphic Design
- Featurette Fashion Forward: Wardrobe & Styling
- Screen Tests: Rachel & Pris
- Featurette The Light That Burns: Remembering Jordan Cronenweth
- Unit Photography Gallery
- Deleted & Alternate Scenes
- 1982 Promotional Featurettes
- Trailers & TV Spots
- Featurette Promoting Dystopia: Rendering the Poster Art
- Marketing & Merchandise Gallery (Images)
- Featurette Deck-A-Rep: The True Nature of Rick Deckard
- Featurette Nexus Generation: Fans & Filmmakers


BLADE RUNNER: ULTIMATE COLLECTOR'S EDITION (5-DISC)

BLADE RUNNER: ULTIMATE COLLECTOR'S EDITION (5-DISC)

The 5-Disc Ultimate Collector's Edition includes everything from the previously described 4-Disc Edition, plus the ultra-rare, near-legendary WORKPRINT version of the film, newly remastered. The Ultimate Collector's Edition will be presented in a unique 5-disc digi-package with handle which is a stylish version of Rick Deckard's own briefcase, in addition each briefcase will be individually numbered and in limited supply. Included is a lenticular motion film clip from the original feature, miniature origami unicorn figurine, miniature replica spinner car, collector's photographs as well as a signed personal letter from Sir Ridley Scott.

Disc Five
WORKPRINT VERSION


This rare version of the film is considered by some to be the most radically different of all the Blade Runner cuts. It includes an altered opening scene, no Deckard narration until the final scenes, no "unicorn" sequence, no Deckard/Rachel "happy ending," altered lines between Batty (Rutger Hauer) and his creator Tyrell (Joe Turkell), alternate music and much more.

Also includes:

- Commentary by Paul M. Sammon, author of Future Noir: The Making of Blade Runner
- Featurette All Our Variant Futures: From Workprint to Final Cut


About Blade Runner

Blade Runner made its first appearance in U.S. theaters on June 25, 1982, dazzling audiences with its stylish, brooding look into the future. From its intelligent, provocative story line to its stunning camera work and state-of-the art special effects, the film opened the door to a new view of tomorrow in addition to prefiguring important concerns of the 21st century, such as globalization, urban decay, global warming, over-population and genetic engineering.

Set in a multi-ethnic, overcrowded, high-tech city of the future, Blade Runner was also a benchmark in costume and production design and helped spawn a new genre/lifestyle -- neo-noir cyberpunk which has flourished in today's mainstream society and is reflected in all facets of entertainment, design and fashion trends. Most recognizable is the current trend of the Harajuku district in Japan, recently popularized by Gwen Stefani.

In Blade Runner, genetically manufactured beings called "replicants" are built to do dangerous and degrading work on Earth's "Off-World colonies." Physically identical to adult humans, yet much more powerful, a group of replicants hides in Los Angeles after a bloody mutiny.

Heading the all-star cast, many in career-expanding roles, is Harrison Ford as Rick Deckard, a special police "blade runner" assigned to hunt down and kill the escapees. Also starring are Sean Young as Rachel, Deckard's replicant lover; Edward James Olmos as Gaff, a mysterious fellow policeman; Daryl Hannah as Pris and Joanna Cassidy as Zhora, two beautiful yet murderous replicants; and Rutger Hauer as Roy Batty, the replicant leader who challenges Deckard's ideas of what it is to be human.

Blade Runner was adapted from the novel Do Androids Dream of Electric Sheep? by acclaimed science-fiction author Philip K. Dick. Hollywood has since discovered this eclectic author in full force, and some of the films adapted from Dick's works include Minority Report, A Scanner Darkly, Next, and Total Recall, among others, grossing millions of dollars worldwide. But it was Blade Runner that started it all. The film was nominated for 2 Academy Awards® -- for Best Art Direction and Best Visual Effects. Oscar®- winning composer Vangelis created the musical score.

The multiple "Top Ten" lists Blade Runner has consistently placed high on are: #1 on Wired Magazine's list, and the English Scientists/Guardian Science List made it the #1 sci-fi film of all time based on surveys with 60 scientists. It is #3 on Entertainment Weekly's "best sci-fi movies and TV shows of the past 25 years," and is also #3 on SFX Magazine's list. Blade Runner makes the top ten on the Internet Movie Database's (IMDB) list, beating out such films as Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi, Frankenstein, King Kong, Close Encounters of the Third Kind and E.T.


Marketing Campaign

Blade Runner: The Final Cut Special Editions will be supported by a large-scale national media campaign that will cross over TV, print, online and viral platforms. Promotional tie-ins include a partnership with Random House and a special book version of the film with DVD mentions and artwork; and a promotion with Xbox 360 LIVE available for owners of the HD DVD version of Blade Runner, plus other promotions and partners to be announce soon.


BLADE RUNNER 25th ANNIVERSARY
Street Date: December 18, 2007
Order Due Date: November 13, 2007
Rated "R" - Widescreen 16x9, Color

BLADE RUNNER: THE FINAL CUT SPECIAL EDITION (2-DISC)
$20.97 SRP
Catalog # 114482
Packaging: Double Amaray
Feature Run Time: 117:30

BLADE RUNNER: COLLECTOR'S EDITION (4-DISC)
$34.99 SRP
Catalog # 114483
Packaging: 4-Disc Digi-Pak w/ Custom Slipcase
Feature Run Time: 117:30

BLADE RUNNER: ULTIMATE COLLECTOR'S EDITION (5-DISC)
Limited Numbered Edition in "Deckard Briefcase" w/Collectible Memorabilia
$78.92 SRP
Catalog # 114484
Feature Run Time: 117:30

BLADE RUNNER: COMPLETE COLLECTOR'S EDITION HD (5-DISC)
$TBD
HD Catalog #118573
Packaging: Digi-Pak with Collectible Slipcase

BLADE RUNNER: COMPLETE COLLECTOR'S EDITION BD (5-DISC)
$TBD
BD Catalog #118574
Packaging: Digi-Pak with Collectible Slipcase

BLADE RUNNER: ULTIMATE COLLECTOR'S EDITION HD-DVD (5-DISC)
Limited Numbered Edition in "Deckard Briefcase" w/Collectible Memorabilia
$TBD
HD Catalog #118571

BLADE RUNNER: ULTIMATE COLLECTOR'S EDITION BLU-RAY DISC (5-DISC)
Limited Numbered Edition in "Deckard Briefcase" w/Collectible Memorabilia
$TBD
BD Catalog #118572


Note: All enhanced content, DVD pricing, and marketing plans listed above are subject to change

With operations in 90 international territories, Warner Home Video, a Warner Bros. Entertainment Company, commands the largest distribution infrastructure in the global video marketplace. Warner Home Video's film library is the largest of any studio, offering top quality new and vintage titles from the repertoires of Warner Bros. Pictures, Turner Entertainment, Castle Rock Entertainment, HBO Home Video and New Line Home Entertainment.

Jerry Perenchio and Bud Yorkin present A Michael Deeley - Ridley Scott Production: Harrison Ford in "Blade Runner," starring Rutger Hauer, Sean Young and Edward James Olmos. The screenplay is by Hampton Fancher and David Peoples and the executive producers are Brian Kelly and Hampton Fancher. Visual effects are by Doug Trumbull; the director of photography is Jordan Cronenweth; and the associate producer is Ivor Powell. The original music is composed by Vangelis. "Blade Runner" is produced by Michael Deeley and directed by Ridley Scott. The film is a Ladd Company release in association with Sir Run Run Shaw.
Distributed by Warner Bros. A Time Warner Entertainment Company.

Thursday, August 23, 2007

Torito

A la memoria de don Jacinto Cúcaro,
que en las clases de pedagogía del normal "Mariano Acosta",
allá por el año 30, nos contaba las peleas de Suárez.


Qué le vas a hacer, ñato, cuando estás abajo todos te fajan. Todos, che, hasta el más maula. Te sacuden contra las sogas, te encajan la biaba. Andá, andá, qué venís con consuelos vos. Te conozco, mascarita. Cada vez que pienso en eso, salí de ahí, salí. Vos te creés que yo me desespero, lo que pasa es que no doy más aquí tumbado todo el día. Pucha que son largas las noches de invierno, te acordás del pibe del almacén cómo lo cantaba. Pucha que son largas... Y es así, ñato. Más largas que esperanza'e pobre. Fijáte que yo a la noche casi no la conozco, y venir a encontrarla ahora... Siempre a la cama temprano, a las nueve o a las diez. El patrón me decía: "Pibe, andáte al sobre, mañana hay que meterle duro y parejo". Una noche que me le escapaba era una casualidad. El patrón... Y ahora todo el tiempo así, mirando el techo. Ahí tenés otra cosa que no sé hacer, mirar p'arriba. Todos dijeron que me hubiera convenido, que hice la gran macana de levantarme a los dos segundos, cabrero como la gran flauta. Tienen razón, si me quedo hasta los ocho no me agarra tan mal el rubio.


Y bueno, es así. Pa peor la tos. Después te vienen con el jarabe y los pinchazos. Pobre la hermanita, el trabajo que le doy. Ni mear solo puedo. Es buena la hermanita, me da leche caliente y me cuenta cosas. Quién te iba a decir, pibe. El patrón me llamaba siempre pibe. Dale áperca, pibe. A la cocina, pibe. Cuando pelié con el negro en Nueva York el patrón andaba preocupado. Yo lo juné en el hotel antes de salir. "Lo fajás en seis rounds, pibe", pero fumaba como loco. El negro, cómo se llamaba el negrito, Flores o algo así. Duro de pelar, che. Un estilo lindo, me sacaba distancia vuelta a vuelta. Áperca, pibe, metele áperca. Tenía razón el trompa. Al tercero se me vino abajo como un trapo. Amarillo, el negro. Flores, creo, algo así. Mirá como uno se ensarta, al principio me pareció que el rubio iba a ser más fácil. Lo que es la confianza, ñato. Me barajó de una piña que te la debo. Me agarró en frío el maula. Pobre patrón, no quería creer. Con qué bronca me levanté. Ni sentía las piernas, me lo quería comer ahí nomás. Mala suerte, pibe. Todo el mundo cobra al final. La noche del Tani, te acordás pobre Tani, qué biaba. Se veía que el Tani estaba de vuelta. Guapo el indio, me sacudía con todo, dale que va, arriba, abajo. No me hacía nada, pobre Tani. Y eso que cuando lo fui a saludar al rincón me dolía bastante la cara, al fin y al cabo me arrimó una buena leñada. Pobre Tani, vos sabés que me miró, yo le puse el guante en la cabeza y me reía de contento, no me quería reír, te imaginás que no era de él, pobre pibe. Me miró apenas, pero me hizo no sé qué. Todos me agarraban, pibe lindo, pibe macho, ah criollo, y el Tani quieto entre los de él, más chatos que cinco e'queso. Pobre Tani. Por qué me acuerdo de él, decime un poco. A lo mejor yo lo miré así al rubio esa noche. Qué sé yo, para acordarme estaba. Qué biaba, hermano. Ahora no vas a andar disimulando. Te fajó y se acabó. Lo malo que yo no quería creer. Estaba acostado en el hotel, y el patrón fumaba y fumaba, casi no había luz. Me acuerdo que hacía calor. Después me pusieron hielo, fijáte un poco yo con hielo. El trompa no decía nada, lo malo que no decía nada. Te juro que tenía ganas de llorar, como cuando ella... Pero para qué te vas a hacer mala sangre. Si llego a estar solo, te juro que moqueo. "Mala pata, patrón", le dije. Qué más le iba a decir. Él dale que dale al tabaco. Fue suerte dormirme. Como ahora, cada vez que agarro el sueño me saco la lotería. De día tenés la radio que trajo la hermanita, la radio que... Parece mentira, ñato. Bueno, te oís unos tanguitos y las transmisiones de los teatros. ¿Te gusta Canaro a vos? A mí Fresedo, che, y Pedro Maffia. Si los habré visto en el ringside, me iban a ver todas las veces. Podés pensar en eso, y se te acortan las horas. Pero a la noche qué lata, viejo. Ni la radio, ni la hermanita, y en una de esas te agarra la tos, y dale que dale, y por ahí uno de otra cama se rechifla y te pega un grito. Pensar que antes...


Fijáte que ahora me cabreo más que antes. En los diarios salía que de pibe los peleaba a los carreros en la Quema. Puras macanas, che, nunca me agarré a trompadas en la calle. Una o dos veces, y no por mi culpa, te juro. Me podés creer. Cosas que pasan, estás con la barra, caen otros y en una de esas se arma. No me gustaba, pero cuando me metí la primera vez me di cuenta que era lindo. Claro, cómo no va a ser lindo si el que cobraba era el otro. De pibe yo peleaba de zurda, no sabés lo que me gustaba fajar de zurda. Mi vieja se descompuso la primera vez que me vio pelearme con uno que tenía como treinta años. Se creía que me iba a matar, pobre vieja. Cuando el tipo se vino al suelo no lo podía creer. Te voy a decir que yo tampoco, creéme que las primeras veces me parecía cosa de suerte. Hasta que el amigo del trompa me fue a ver al club y me dijo que había que seguir. Te acordás de esos tiempos, pibe. Qué pestos. Había cada pesado que te la voglio dire. "Vos metele nomás", decía el amigo del patrón. Después hablaba de profesionales, del Parque Romano, de River. Yo qué sabía, si nunca tenía cincuenta guitas para ir a ver nada. También la noche que me dio veinte pesos, qué alegrón. Fue con Tala, o con aquel flaco zurdo, ya ni me acuerdo. Lo saqué en dos vueltas, ni me tocó. Vos sabés que siempre mezquiné la cara. Si me llego a sospechar lo del rubio... Vos creés que tenés la pera de fierro, y en eso te la hacen sonar de una piña. Qué fierro ni que ocho cuartos. Veinte pesos, pibe, imagínate un poco. Le di cinco a la vieja, te juro que de compadre, pa mostrarle. La pobre me quería poner agua de azahar en la muñeca resentida. Cosas de la vieja, pobre. Si te fijás, fue la única que tenía esas atenciones, porque la otra... Ahí tenés, apenas pienso en la otra, ya estoy de vuelta en Nueva York. De Lanús casi no me acuerdo, se me borra todo. Un vestido a cuadritos, sí, ahora veo, y el zaguán de Don Furcio, y también las mateadas. Cómo me tenían en esa casa, los pibes se juntaban a mirarme por la reja, y ella siempre pegando algún recorte de Crítica o de Última Hora en el álbum que había empezado, o me mostraba las fotos del Gráfico. ¿Vos nunca te viste en foto? Te hace impresión la primera vez, vos pensás pero ése soy yo, con esa cara. Después te das cuenta que la foto es linda, casi siempre sos vos que estás fajando, o al final con el brazo levantado. Yo venía con mi Graham Paige, imaginate, me empilchaba para ir a verla, y el barrio se alborotaba. Era lindo matear en el patio, y todos me preguntaban qué sé yo cuánta cosa. Yo a veces no podía creer que era cierto, de noche antes de dormirme me decía que estaba soñando. Cuando le compré el terreno a la vieja, qué barullo que hacían todos.


El trompa era el único que se quedaba tranquilo. "Hacés bien, pibe", decía, y dale al tabaco. Me parece estarlo viendo la primera vez, en el club de la calle Lima. No, era en Chacabuco, esperá que no me acuerdo, pero si era en Lima, infeliz, no te acordás del vestuario todo de verde, con más mugre... Esa noche el entrenador me presentó al patrón, resultaba que eran amigos, cuando me dijo el nombre casi me agarro de las sogas, apenas lo vi que me miraba yo pensé: "Vino para verme pelear", y cuando el entrenador me lo presentó me quería morir. Él no me había dicho nunca nada, de puro rana, pero hizo bien, así yo iba subiendo despacio, sin engolosinarme. Como el pobre zurdito, que lo llevaron a River en un año, y en dos meses se vino abajo que daba miedo. En ese entonces no era macana, pibe. Te venía cada tano de Italia, cada gallego que te daba miedo, y no te digo nada de los rubios. Claro que a veces la gozabas, como la vez del príncipe. Eso fue un plato, te juro, el príncipe en el ringside y el patrón que me dice en el camarín: " No te andés con vueltas, no te vayas a dejar vistear que para eso los yonis son una luz", y te acordás que decían que era el campeón de Inglaterra, o qué sé yo qué cosa. Pobre rubio, lindo pibe. Me daba no sé qué cuando nos saludamos, el tipo chamuyó una cosa que andá a entendele, y parecía que te iba a salir a pelear con galera. El patrón no te vayas a creer que estaba muy tranquilo, te puedo decir que él nunca se daba cuenta de cómo yo lo palpitaba. Pobre trompa, se creía que no me daba cuenta.


Che, y el príncipe ahí abajo, eso fue grande, a la primera finta que me hace el rubio le largo la derecha en gancho y se la meto justo justo. Te juro que me quedé frío cuando lo vi patas arriba. Qué manera de dormir, pobre tipo. Esa vez no me dio gusto ganar, más lindo hubiera sido una linda agarrada, cuatro o cinco vueltas como con el Tani o con el yoni aquél, Herman se llamaba, uno que venía con un auto colorado y una pinta bárbara... Cobró, pero fue lindo. Qué leñada, mama mía. No quería aflojar y tenía más mañas que... Ahora que para mañas el Brujo, che. De donde me lo fueron a sacar a ése. Era uruguayo, sabés, ya estaba acabado pero era peor que los otros, se te pegaba como sanguijuela y andá sacátelo de encima. Meta forcejeo, y el tipo con el guante por los ojos, pucha me daba una bronca. Al final lo fajé feo, me dejó un claro y le entré con una ganas... Muñeco al suelo, pibe. Muñeco al suelo fastrás... Vos sabés que me habían hecho un tango y todo. Todavía me acuerdo un cacho, de Mataderos al centro, y del centro a Nueva York... Me lo cantaban por todos lados, en los asados, por la radio... Era lindo oírse en la radio, che, la vieja me escuchaba todas las peleas. Y vos sabés que ella también me escuchaba, un día me dijo que me había conocido por la radio, porque el hermano puso la pelea con uno de los tanos... ¿Vos te acordás de los tanos? Yo no sé de dónde los iba a sacar el trompa, me los traía fresquitos de Italia, y se armaban unas leñadas en River...


Hasta me hizo pelear con dos hermanos, con el primero fue colosal, al cuarto round se pone a llover, ñato, y nosotros con ganas de seguirla porque el tanito era de ley y nos fajábamos que era un contento, y en eso empezamos a refalar y dale al suelo yo, y al suelo él... Era una pantomima, hermano... La suspendieron, que macana. A la otra vez el tano cobró por las dos, y el patrón me puso con el hermano, y otro pesto... Qué tiempos, pibe, aquí sí era lindo pelear, con toda la barra que venía, te acordás de los carteles y las bocinas de auto, che, qué lío que armaban en la popular... Una vez leí que el boxeador no oye nada cuando está peleando, qué macana, pibe. Claro que oye, vos te creés que yo no oía distinto entre los gringos, menos mal que lo tenía al trompa en el rincón, áperca, pibe, dale áperca. Y en el hotel, y los cafés, qué cosa tan rara, che, no te hallabas ahí. Después el gimnasio, con esos tipos que te hablaban y no les pescabas ni medio. Meta señas, pibe, como los mudos. Menos mal que estaba ella y el patrón para chamuyar, y podíamos matear en el hotel y de cuando en cuando caía un criollo y dale con los autógrafos, y a ver si me lo fajás bien a ese gringo pa que aprendan cómo somos los argentinos. No hablaban más que del campeonato, qué le vas a hacer, me tenían fe, che, y me daban unas ganas de salir atropellando y no parar hasta el campeón. Pero lo mismo pensaba todo el tiempo en Buenos Aires, y el patrón ponía los discos de Carlitos y los de Pedro Maffia, y el tango que me hicieron, yo no sé si sabés que me habían hecho un tango. Como a Legui, igualito. Y una vez me acuerdo que fuimos con ella y el patrón a una playa, todo el día en el agua, fue macanudo. No te creas que podía divertirme mucho, siempre con el entrenamiento y la comida cuidada, y nada que hacerle, el trompa no me sacaba los ojos. "Ya te vas a dar el gusto, pibe", me decía el trompa.


Me acuerdo cuando la pelea con Mocoroa, esa fue pelea. Vos sabés que dos meses antes ya lo tenía al patrón dale que esa izquierda va mal, que no dejés entrar así, y me cambiaba los sparrings y meta salto a la soga y bife jugoso... Menos mal que me dejaba matear un poco, pero siempre me quedaba con sed de verde. Y vuelta a empezar todos los días, tené cuidado con la derecha, la tirás muy abierta, mirá que el coso no es macana. Te creés que yo no lo sabía, más de una vez lo fui a ver y me gustaba el pibe, no se achicaba nunca, y un estilo, che. Vos sabés lo que es el estilo, estás ahí y cuando hay que hacer una cosa vas y la hacés sobre el pucho, no como esos que la empiezan a zapallazo limpio, dale que va, arriba abajo los tres minutos. Una vez en El Gráfico un coso escribió que yo no tenía estilo. Me dio una bronca, te juro. No te voy a decir que yo era como Rayito, eso era para ir a verlo, pibe, y Mocoroa lo mismo. Yo qué te voy a decir, al rato de empezar ya veía todo colorado y le metía nomás, pero no te vas a creer que no me daba cuenta, solamente que me salía y si me salía bien para qué te vas a afligir. Vos ves cómo fue con Rayito, está bien que no lo saqué pero lo pude. Y a Mocoroa igual, qué querés. Flor de leñada, viejo, se me agachaba hasta el suelo y de abajo me zampaba cada piña que te la debo. Y yo meta a la cara, te juro que a la mitad ya estábamos con bronca y dale nomás. Esa vez no sentí nada, el patrón me agarraba la cabeza y decía pibe no te abrás tanto, dale abajo, pibe, guarda la derecha. Yo le oía todo pero después salíamos y meta biaba los dos, y hasta el final que no podíamos más, fue algo grande. Vos sabés que esa noche después de la pelea nos juntamos en un bodegón, estaba toda la barra y fue lindo verlo al pibe que se reía, y me dijo qué fenómeno, che, cómo fajás, y yo le dije te gané pero para mí que la empatamos, y todos brindaban y era un lío que no te puedo contar... Lástima esta tos, te agarra descuidado y te dobla.


Y bueno, ahora hay que cuidarse, mucha leche y estar quieto, qué le vas a hacer. Una cosa que me duele es que no te dejan levantar, a las cinco estoy despierto y meta mirar p'arriba. Pensás y pensás, y siempre lo malo, claro. Y los sueños igual, la otra noche, estaba peleando de nuevo con Peralta. Por qué justo tengo que venir a embocarla en esa pelea, pensá lo que fue, pibe, mejor no acordarse. Vos sabés lo que es toda la barra ahí, todo de nuevo como antes, no como en Nueva York, con los gringos... Y la barra del ringside, toda la hinchada, y unas ganas de ganar para que vieran que... Otra que ganar, si no me salía nada, y vos sabés cómo pegaba Víctor. Ya sé, ya sé, yo le ganaba con una mano, pero a la vuelta era distinto. No tenía ánimo, che, el patrón menos todavía, qué te vas a entrenar bien si estás triste.


Y bueno, yo aquí era el campeón y él me desafió, tenía derecho. No le voy a disparar, no te parece. El patrón pensaba que le podía ganar por puntos, no te abrás mucho y no te cansés de entrada, mirá que aquél te va a boxear todo el tiempo. Y claro, se me iba para todos lados, y después que yo no estaba bien, con la barra ahí y todo te juro que tenía un cansancio en el cuerpo... Como modorra, entendés, no te puedo explicar. A la mitad de la pelea la empecé a pasar mal, después no me acuerdo mucho. Mejor no acordarse, no te parece. Son cosas que para qué. Me quisiera olvidar de todo. Mejor dormirse, total aunque soñés con las peleas a veces le acertás una linda y la gozás de nuevo. Como cuando el príncipe, qué plato. Pero mejor cuando no soñás, pibe, y estás durmiendo que es un gusto y no tosés ni nada, meta dormir nomás toda la noche dale que dale.


Julio Cortázar

26 de Agosto de 1914 - 12 de Febrero del 1984

Tuesday, August 21, 2007

Donnie Darko´s Mad World

All around me are familiar faces
Worn out places, Worn out faces
Bright and early for the daily races
Going nowhere, Going nowhere
Their tears are filling up their glasses
No expression, No expression
Hide my head I want to drown my sorrows
No tomorrow, No tomorrow

Chorus
And I find it kind of funny, I find it kind of sad
These dreams in which i'm dying, Are the best I've ever had
I find it hard to tell you, I find it hard to take
When people run in circles its a very very
Mad World, Mad World

Children waiting for the day they feel good
Happy Birthday, Happy Birthday
And they feel the way that every child should
Sit and listen, Sit and listen
Went to school and I was very nervous
No one knew me, No one knew me
Hello teacher tell me whats my lesson
Look right through me, Look right through me

And I find it kind of funny, I find it kind of sad
The dreams in which i'm dying, Are the best I've ever had
I find it hard to tell you, I find it hard to take
When people run in circles it's a very very
Mad World, Mad World

Enlargen your world

Mad World

Tear for Fears - Mad World
(Mad World's Cover for Donnie Darko Soundtrack by Gary Jules)

Monday, August 13, 2007

Zhuang Zi

“Zi Sanghu, Meng Zifan y Zi Qinzhang dijeron hablando entre ellos: ‘¿Quién es capaz de trabar amistad sin intención de hacerlo? ¿Quién capaz de ayudar a otro pero sin que lo parezca? ¿Quién es capaz de elevarse hasta las alturas y errar por las nubes hasta olvidarse de la vida para siempre? Se miraron los tres y sonrieron. No había desacuerdo en sus corazones y se hicieron amigos.

Al poco tiempo Zi Sanghu murió. Aún no lo habían enterrado cuando Confucio, tras haber oído la noticia, envió a Zigong para que participara en los funerales. Cuando Zigong llegó, halló a uno de los amigos componiendo un canto fúnebre y al otro que le acompañaba con la cítara. Cantaban a dúo: ‘¡Ay, Sanghu! ¡Ay, Sanghu! Has retornado a tu verdadera forma mientras que nosotros permanecemos como hombres.’ Zigong se acercó a ellos y les dijo: ‘Permitidme que os pregunte: ¿Cantar estando presente el cuerpo del difunto es acaso conforme a los ritos? Los dos amigos se miraron, sonrieron, y murmuraron: ‘¿Qué sabrá éste acerca del sentido de los ritos?’

A su regreso, Zigong relató lo acontecido a Confucio y le dijo: ‘¿Qué clase de hombres son éstos? No practican la virtud moral ni se preocupan por su vida. Cantan en presencia del cadaver sin que se les mude el rostro. No tengo palabras para explicarlo. ¿Qué clase de hombres son éstos?

Confució contestó: […] Para ellos, la vida es una condensación de la energía, como una suerte de tumor; y la muerte, una simple dispersión de energía, como el reventar de una purulenta hinchazón. De esta forma, ¿cómo podrían distinguir la vida de la muerte, el antes del después?” (Zhuangzi, capítulo 6)


“Zigong se dirigió de nuevo a Confucio y le dijo: ‘¿Puedo preguntarle ahora acerca de los hombres extraordinarios?’ Confucio contestó: ‘Los hombres extraordinarios son extraordinarios para los humanos pero son iguales para la naturaleza. Por eso se dice que el hombrecillo para la naturaleza es príncipe para los hombres y que el príncipe para la naturaleza, hombrecillo para los hombres.” (Zhuangzi, capítulo 6)

Monday, July 30, 2007

Just in case you get to read this...or not.

Aunque...

Este lejos en una ciudad que existe en el mapa pero es otro mundo.

Conozca mucha gente interesante y converse y conviva.

Compre ropa nueva, cambie mi peinado, adelgace y obtenga un bronceado por caminar en el parque.

Este determinada a juntarme solamente con gente de todos lados menos de México.

Valla a los mejores museos, galerías, escuche la música de moda, tome cervezas de 7 dólares y camine por las calles de Manhattan tal cual neoyorquina.

Me coma una rebanada de pizza y vea diariamente Times Square desde la esquina de la calle de mi trabajo.

El parque este a una cuadra de mi casa y sea verano y el techo sea un lugar maravilloso para ver el atardecer mientras me tomo una cerveza fría.

Camine por Battery park y me coma un pastel de chocolate viendo la luna llena.

Viva con maravillosas personas que me aprecian, conviven y comparten conmigo.

Mi cuarto este bien bonito y mi cama muy cómoda.

Puedo levantar el teléfono y hablarle a quien quiera para que me acompañé a hacer esto o aquello.

Tenga alguien que me llame, me procure y me titule "novia".

Escuche música nueva y valla a conciertos de grupos que prosperaran próximamente.

En el librero de la sala aun haya películas que todavía no he visto, y en la biblioteca publica mil libros que no he leído, y en la ciudad mil calles que no he caminado, y museos que me falta por conocer.

Vendan el mejor helado del mundo a cinco cuadras de mí casa.

Pueda tomar el metro a todos lados.

La gente diga que yo soy una persona capaz y asertiva, y piensen que soy muy chistosa y simpática, y digan que me parezco a no se quien.

No tenga mas que un par de amigas mujeres y el resto sean hombres.

Me emocione la idea de coger un tren e irme un par de días fuera y me emocione mas cuando me preparan de cenar, o cuando descubro un nuevo lugar o un nuevo parque o una nueva forma de hacer las cosas.

Aunque la ciudad me de mil bofetadas y mil caricias después, y aunque me resbale, me caiga o me tropiece y me vuelva a parar. Aunque me vea, actúe y piense bien...

Y salgo, y veo, y escucho y me maravillo una y otra vez de las cosas comunes: del caminar de un niño, de la manera en que un viejo ve a su esposa en la tarde sentados en una banca, de como los mexicanos están en todos lados y en que solo tengo que caminar un par de cuadras para escuchar un radio a todo volumen vomitando cumbias, rancheras o banda. Y ahí es cuando todo se vuelve relativo.

En donde estoy?

Y en el parque todos tienden su cobija. Algunos una sabana común y corriente, otros un enrollado de bambú, o una colcha hipiosa de parches. La gente sale a ver gente, a ver el sol. Me arde la cara, camine muchas horas. Alucinante.

Y justamente ayer cuando no pasaba nada y pasaban muchas cosas a la vez. Me deje llevar otra vez. Me quede en mi casa, y después hicimos una parrillada en el techo, salchichas, pollo en adobo, pimientos y berenjenas remojadas en aceite de oliva y sal.

Yo y gente que a penas conozco y soy yo. Y no finjo nada, y mi acento se nota y les gusta.

Me divierto. Atardece y después se escuchan unas explosiones. Cuetes, muchos grandes expansivos, coloridos, muchos. Ruido, asombro. Todos se callan, la perra se asusta. Y después de media hora, silencio de nuevo, yo exhalo, verdaderamente exhausta de tal demostración. Llego un punto en el cual me sentía en Icamole, esa última vez que fui.

Aunque este viviendo todo lo que soñaba con vivir y haciendo lo que soñaba hacer:
Las carnes asadas, El calor de esa casa, Las caguamas a media tarde, La alegría de ir a hacer el mercado, Cocinar el espagueti, Escuchar las nuevas canciones bajadas del Internet después de leer la revista.

Aquí también hay carnes asadas (con hamburguesas vegetarianas), hace calor (pero el aire acondicionado es imperante), también venden caguamas (pero nadie quiere perder la línea), ir al mercado es una carga (freshdirect.com), el espagueti es el mismo (pero muy de vez en cuando), no se bajan las canciones gratis (eso es piratería y ni dios lo mande).

Apoya a tu artista.


Daniela Elbahara´s blog
Sunday, June 05, 2005

Wednesday, July 04, 2007

Para una versión del I King

El porvenir es tan irrevocable como el rígido ayer.
No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo.
Quien se aleja de su casa ya ha vuelto.
Nuestra vida es la senda futura y recorrida.
Nada nos dice adiós. Nada nos deja.
No te rindas. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está Dios, que acecha.


Jorge Luis Borges
(
1899 – 1986)

Tuesday, June 26, 2007

Los gallinazos sin Plumas

A las seis de la mañana la ciudad se levanta de puntillas y comienza a dar sus primeros pasos. Una fina niebla disuelve el perfil de los objetos y crea como una atmósfera encantada. Las personas que recorren la ciudad a esta hora parece que están hechas de otra sustancia, que pertenecen a un orden de vida fantasmal. Las beatas se arrastran penosamente hasta desaparecer en los pórticos de las iglesias. Los noctámbulos, macerados por la noche, regresan a sus casas envueltos en sus bufandas y en su melancolía. Los basureros inician por la avenida Pardo su paseo siniestro, armados de escobas y de carretas. A esta hora se ve también obreros caminando hacia el tranvía, policías bostezando contra los árboles, canillitas morados de frío, sirvientas sacando los cubos de basura. A esta hora, por último, como a una especie de misteriosa consigna, aparecen los gallinazos sin plumas.

A esta hora el viejo don Santos se pone la pierna de palo y sentándose en el colchón comienza a berrear:

– ¡A levantarse! ¡Efraín, Enrique! ¡Ya es hora!

Los dos muchachos corren a la acequia del corralón frotándose los ojos legañosos. Con la tranquilidad de la noche el agua se ha remansado y en su fondo transparente se ven crecer yerbas y deslizarse ágiles infusorios. Luego de enjuagarse la cara, coge cada cual su lata y se lanzan a la calle. Don Santos, mientras tanto, se aproxima al chiquero y con su larga vara golpea el lomo de su cerdo que se revuelca entre los desperdicios.

¡Todavía te falta un poco, marrano! Pero aguarda no más, que ya llegará tu turno.

Efraín y Enrique se demoran en el camino, trepándose a los árboles para arrancar moras o recogiendo piedras, de aquellas filudas que cortan el aire y hieren por la espalda. Siendo aún la hora celeste llegan a su dominio, una larga calle ornada de casas elegantes que desemboca en el malecón.

Ellos no son los únicos. En otros corralones, en otros suburbios alguien ha dado la voz de alarma y muchos se han levantado. Unos portan latas, otros cajas de cartón, a veces sólo basta un periódico viejo. Sin conocerse forman una especie de organización clandestina que tiene repartida toda la ciudad. Los hay que merodean por los edificios públicos, otros han elegido los parques o los muladares. Hasta los perros han adquirido sus hábitos, sus itinerarios, sabiamente aleccionados por la miseria.

Efraín y Enrique, después de un breve descanso, empiezan su trabajo. Cada uno escoge una acera de la calle. Los cubos de basura están alineados delante de las puertas. Hay que vaciarlos íntegramente y luego comenzar la exploración. Un cubo de basura es siempre una caja de sorpresas. Se encuentran latas de sardinas, zapatos viejos, pedazos de pan, pericotes muertos, algodones inmundos. A ellos sólo les interesa los restos de comida. En el fondo del chiquero, Pascual recibe cualquier cosa y tiene predilección por las verduras ligeramente descompuestas. La pequeña lata de cada uno se va llenando de tomates podridos, pedazos de sebo, extrañas salsas que no figuran en ningún manual de cocina. No es raro, sin embargo, hacer un hallazgo valioso. Un día Efraín encontró unos tirantes con los que fabricó una honda. Otra vez una pera casi buena que devoró en el acto. Enrique, en cambio, tiene suerte para las cajitas de remedios, los pomos brillantes, las escobillas de dientes usadas y otras cosas semejantes que colecciona con avidez.

Después de una rigurosa selección regresan la basura al cubo y se lanzan sobre el próximo. No conviene demorarse mucho porque el enemigo siempre está al acecho. A veces son sorprendidos por las sirvientas y tienen que huir dejando regado su botín. Pero, con más frecuencia, es el carro de la Baja Policía el que aparece y entonces la jornada está perdida.

Cuando el sol asoma sobre las lomas, la hora celeste llega a su fin. La niebla se ha disuelto, las beatas están sumidas en éxtasis, los noctámbulos duermen, los canillitas han repartido los diarios, los obreros trepan a los andamios. La luz desvanece el mundo mágico del alba. Los gallinazos sin plumas han regresado a su nido.

Don Santos los esperaba con el café preparado.

–A ver, ¿qué cosa me han traído?

Husmeaba entre las latas y si la provisión estaba buena hacía siempre el mismo comentario:

– Pascual tendrá banquete hoy día.

Pero la mayoría de las veces estallaba:

– ¡Idiotas! ¿Qué han hecho hoy día? ¡Se han puesto a jugar seguramente! ¡Pascual se morirá de hambre!

Ellos huían hacia el emparrado, con las orejas ardientes de los pescozones, mientras el viejo se arrastraba hasta el chiquero. Desde el fondo de su reducto el cerdo empezaba a gruñir. Don Santos le aventaba la comida.

– ¡Mi pobre Pascual! Hoy día te quedarás con hambre por culpa de estos zamarros. Ellos no te engríen como yo. ¡Habrá que zurrarlos para que aprendan!

Al comenzar el invierno el cerdo estaba convertido en una especie de monstruo insaciable. Todo le parecía poco y don Santos se vengaba en sus nietos del hambre del animal. Los obligaba a levantarse más temprano, a invadir los terrenos ajenos en busca de más desperdicios. Por último los forzó a que se dirigieran hasta el muladar que estaba al borde del mar.

– Allí encontrarán más cosas. Será más fácil además porque todo está junto.

Un domingo, Efraín y Enrique llegaron al barranco. Los carros de la Baja Policía, siguiendo una huella de tierra, descargaban la basura sobre una pendiente de piedras. Visto desde el malecón, el muladar formaba una especie de acantilado oscuro y humeante, donde los gallinazos y los perros se desplazaban como hormigas. Desde lejos los muchachos arrojaron piedras para espantar a sus enemigos. El perro se retiró aullando. Cuando estuvieron cerca sintieron un olor nauseabundo que penetró hasta sus pulmones. Los pies se les hundían en un alto de plumas, de excrementos, de materias descompuestas o quemadas. Enterrando las manos comenzaron la exploración. A veces, bajo un periódico amarillento, descubrían una carroña devorada a medios. En los acantilados próximos los gallinazos espiaban impacientes y algunos se acercaban saltando de piedra en piedra, como si quisieran acorralarlos. Efraín gritaba para intimidarlos y sus gritos resonaban en el desfiladero y hacían desprenderse guijarros que rodaban hacía el mar. Después de una hora de trabajo regresaron al corralón con los cubos llenos.

– ¡Bravo! – exclamó don Santos –. Habrá que repetir esto dos o tres veces por semana.

Desde entonces, los miércoles y los domingos, Efraín y Enrique hacían el trote hasta el muladar. Pronto formaron parte de la extraña fauna de esos lugares y los gallinazos, acostumbrados a su presencia, laboraban a su lado, graznando, aleteando, escarbando con sus picos amarillos, como ayudándoles a descubrir ]a pista de la preciosa suciedad.

Fue al regresar de una de esas excursiones que Efraín sintió un dolor en la planta del pie. Un vidrio e había causado una pequeña herida. Al día siguiente tenía el pie hinchado, no obstante lo cual prosiguió su trabajo. Cuando regresaron no podía casi caminar, pero Don Santos no se percató de ello, pues tenía visita. Acompañado de un hombre gordo que tenía las manos manchadas de sangre, observaba el chiquero.

– Dentro de veinte o treinta días vendré por acá – decía el hombre –. Para esa fecha creo que podrá estar a punto.

Cuando partió, don Santos echaba fuego por los ojos.

– ¡A trabajar! ¡A trabajar! ¡De ahora en adelante habrá que aumentar la ración de Pascual! El negocio anda sobre rieles.

A la mañana siguiente, sin embargo, cuando don Santos despertó a sus nietos, Efraín no se pudo levantar.

– Tiene una herida en el pie – explicó Enrique –. Ayer se cortó con un vidrio.

Don Santos examinó el pie de su nieto. La infección había comenzado.

– ¡Esas son patrañas! Que se lave el pie en la acequia y que se envuelva con un trapo.

– ¡Pero si le duele! – intervino Enrique –. No puede caminar bien.

Don Santos meditó un momento. Desde el chiquero llegaban los gruñidos de Pascual.

– y ¿a mí? – preguntó dándose un palmazo en la pierna de palo –. ¿Acaso no me duele la pierna? Y yo tengo setenta años y yo trabajo... ¡Hay que dejarse de mañas!

Efraín salió a la calle con su lata, apoyado en el hombro de su hermano. Media hora después regresaron con los cubos casi vacíos.

– ¡No podía más! – dijo Enrique al abuelo –. Efraín está medio cojo.

Don Santos observó a sus dos nietos como si meditara una sentencia.

– Bien, bien – dijo rascándose la barba rala y cogiendo a Efraín del pescuezo lo arreó hacia el cuarto –. ¡Los enfermos a la cama! ¡A podrirse sobre el colchón! Y tú harás la tarea de tu hermano. ¡Vete ahora mismo al muladar!

Cerca de mediodía Enrique regresó con los cubos repletos. Lo seguía un extraño visitante: un perro escuálido y medio sarnoso.

– Lo encontré en el muladar – explicó Enrique – y me ha venido siguiendo.

Don Santos cogió la vara.

– ¡Una boca más en el corralón!

Enrique levantó al perro contra su pecho y huyó hacia la puerta.

– ¡No le hagas nada, abuelito! Le daré yo de mi comida.

Don Santos se acercó, hundiendo su pierna de palo en el lodo.

– ¡Nada de perros aquí! ¡Ya tengo bastante con ustedes!

Enrique abrió la puerta de la calle.

– Si se va él, me voy yo también.

El abuelo se detuvo. Enrique aprovechó para insistir:

– No come casi nada..., mira lo flaco que está. Además, desde que Efraín está enfermo, me ayudará. Conoce bien el muladar y tiene buena nariz para la basura.

Don Santos reflexionó, mirando el cielo donde se condensaba la garúa. Sin decir nada, soltó la vara, cogió los cubos y se fue rengueando hasta el chiquero.

Enrique sonrió de alegría y con su amigo aferrado al corazón corrió donde su hermano.

– ¡Pascual, Pascual... Pascualito! – cantaba el abuelo,

– Tú te llamarás Pedro – dijo Enrique acariciando la cabeza de su perro e ingresó donde Efraín.

Su alegría se esfumó: Efraín inundado de sudor se revolcaba de dolor sobre el colchón. Tenía el pie hinchado, como si fuera de jebe y estuviera lleno de aire. Los dedos habían perdido casi su forma.

– Te he traído este regalo, mira – dijo mostrando al perro –. Se llama Pedro, es para ti, para que te acompañe... Cuando yo me vaya al muladar te lo dejaré y los dos jugarán todo el día. Le enseñarás a que te traiga piedras en la boca.

¿Y el abuelo? – preguntó Efraín extendiendo su mano hacia el animal.

– El abuelo no dice nada – suspiró Enrique.

Ambos miraron hacia la puerta. La garúa había empezado a caer. La voz del abuelo llegaba:

– ¡Pascual, Pascual... Pascualito!

Esa misma noche salió luna llena. Ambos nietos se inquietaron, porque en esta época el abuelo se ponía intratable. Desde el atardecer lo vieron rondando por el corralón, hablando solo, dando de varillazos al emparrado. Por momentos se aproximaba al cuarto, echaba una mirada a su interior y al ver a sus nietos silenciosos, lanzaba un salivazo cargado de rencor. Pedro le tenía miedo y cada vez que lo veía se acurrucaba y quedaba inmóvil como una piedra.

– ¡Mugre, nada más que mugre! – repitió toda la noche el abuelo, mirando la luna.

A la mañana siguiente Enrique amaneció resfriado. El viejo, que lo sintió estornudar en la madrugada, no dijo nada. En el fondo, sin embargo, presentía una catástrofe. Si Enrique enfermaba, ¿quién se ocuparía de Pascual? La voracidad del cerdo crecía con su gordura. Gruñía por las tardes con el hocico enterrado en el fango. Del corralón de Nemesio, que vivía a una cuadra, se habían venido a quejar.

Al segundo día sucedió lo inevitable: Enrique no se pudo levantar. Había tosido toda la noche y la mañana lo sorprendió temblando, quemado por la fiebre.

– y Tú también? – preguntó el abuelo.

Enrique señaló su pecho, que roncaba. El abuelo salió furioso del cuarto. Cinco minutos después regresó.

– ¡Está muy mal engañarme de esta manera! – plañía –. Abusan de mí porque no puedo caminar. Saben bien que soy viejo, que soy cojo. ¡De otra manera los mandaría al diablo y me ocuparía yo solo de Pascual!

Efraín se despertó quejándose y Enrique comenzó a toser.

– ¡Pero no importa! Yo me encargaré de él. ¡Ustedes son basura, nada más que basura! ¡Unos pobres gallinazos sin plumas! Ya verán cómo les saco ventaja. El abuelo está fuerte todavía. ¡Pero eso sí, hoy día no habrá, comida para ustedes! ¡No habrá comida hasta que no puedan levantarse y trabajar!

A través del umbral lo vieron levantar las latas en vilo y volcarse en la calle. Media hora después regresó aplastado. Sin la ligereza de sus nietos el carro de la Baja Policía lo había ganado. Los perros, además, habían querido morderlo.

¡Pedazos de mugre! ¡Ya saben, se quedarán sin comida hasta que no trabajen!

Al día siguiente trató de repetir la operación pero tuvo que renunciar. Su pierna de palo había perdido la costumbre de las pistas de asfalto, de las duras aceras y cada paso que daba era como un lanzazo en la ingle. A la hora celeste del tercer día quedó desplomado en su colchón, sin otro ánimo que para el insulto.

– ¿Si se muere de hambre – gritaba – será por culpa de ustedes!

Desde entonces empezaron unos días angustiosos, interminables. Los tres pasaban el día encerrados en el cuarto, sin hablar, sufriendo una especie de reclusión forzosa. Efraín se revolcaba sin tregua, Enrique tosía. Pedro se levantaba y después de hacer un recorrido por el corralón, regresaba con una piedra en la boca, que depositaba en las manos de sus amos. Don Santos, a medio acostar, jugaba con su pierna de palo y les lanzaba miradas feroces. A mediodía se arrastraba hasta la esquina del terreno donde crecían verduras y preparaba su almuerzo, que devoraba en secreto. A veces aventaba a la cama de sus nietos alguna lechuga o una zanahoria cruda, con el propósito de excitar su apetito creyendo así hacer más refinado su castigo.

Efraín ya no tenía fuerzas para quejarse. Solamente Enrique sentía crecer en su corazón un miedo extraño y al mirar a los ojos del abuelo creía desconocerlo, como si ellos hubieran perdido su expresión humana. Por las noches, cuando la luna se levantaba, cogía a Pedro entre sus brazos y lo aplastaba tiernamente hasta hacerlo gemir. A esa hora el cerdo comenzaba a gruñir y el abuelo se quejaba como si lo estuvieran ahorcando. A veces se ceñía la pierna de palo y salía al corralón. A la luz de la luna Enrique lo veía ir diez veces del chiquero a la huerta, levantando los puños, atropellando lo que encontraba en su camino. Por último reingresaba en su cuarto y quedaba mirándolos fijamente, como si quisiera hacerlos responsables del hambre de Pascual.

La última noche de luna llena nadie pudo dormir. Pascual lanzaba verdaderos rugidos. Enrique había oído decir que los cerdos, cuando tenían hambre, se volvían locos como los hombres. El abuelo permaneció en vela, sin apagar siquiera el farol. Esta vez no salió al corralón ni maldijo entre dientes. Hundido en su colchón miraba fijamente la puerta. Parecía amasar dentro de sí una cólera muy vieja, jugar con ella, aprestarse a dispararla. Cuando el cielo comenzó a desteñirse sobre las lomas, abrió la boca, mantuvo su oscura oquedad vuelta hacia sus nietos y lanzó un rugido:

¡Arriba, arriba, arriba! – los golpes comenzaron a llover –. ¡A levantarse haraganes! ¿Hasta cuándo vamos a estar así? ¡Esto se acabó! ¡De pie!...

Efraín se echó a llorar, Enrique se levantó, aplastándose contra la pared. Los ojos del abuelo parecían fascinarlo hasta volverlo insensible a los golpes. Veía la vara alzarse y abatirse sobre su cabeza como si fuera una vara de cartón. Al fin pudo reaccionar.

– ¡A Efraín no! ¡El no tiene la culpa! ¡Déjame a mí solo, yo saldré, yo iré al muladar!

El abuelo se contuvo jadeante. Tardó mucho en recuperar el aliento.

– Ahora mismo... al muladar... lleva los dos cubos, cuatro cubos...

Enrique se apartó, cogió los cubos y se alejó a la carrera. La fatiga del hambre y de la convalecencia lo hacían trastabillar. Cuando abrió la puerta del corralón, Pedro quiso seguirlo.

– Tú no. Quédate aquí cuidando a Efraín.

Y se lanzó a la calle respirando a pleno pulmón el aire de la mañana. En el camino comió yerbas, estuvo a punto de mascar la tierra. Todo lo veía a través de una niebla mágica. La debilidad lo hacía ligero, etéreo: volaba casi como un pájaro. En el muladar se sintió un gallinazo más entre los gallinazos. Cuando los cubos estuvieron rebosantes emprendió el regreso. Las beatas, los noctámbulos, los canillitas descalzos, todas las secreciones del alba comenzaban a dispersarse por la ciudad. Enrique, devuelto a su mundo, caminaba feliz entre ellos, en su mundo de perros y fantasmas, tocado por la hora celeste.

Al entrar al corralón sintió un aire opresor, resistente, que lo obligó a detenerse. Era como si allí, en el dintel, terminara un mundo y comenzara otro fabricado de barro, de rugidos, de absurdas penitencias. Lo sorprendente era, sin embargo, que esta vez reinaba en el corralón una calma cargada de malos presagios, como si toda la violencia estuviera en equilibrio, a punto de desplomarse. El abuelo, parado al borde del chiquero, miraba hacia el fondo. Parecía un árbol creciendo desde su pierna de palo. Enrique hizo ruido pero el abuelo no se movió.

– ¡Aquí están los cubos!

Don Santos le volvió la espalda y quedó inmóvil. Enrique soltó los cubos y corrió intrigado hasta el cuarto. Efraín apenas lo vio, comenzó a gemir:

– Pedro... Pedro...

– ¿Qué pasa?

– Pedro ha mordido al abuelo... el abuelo cogió la vara... después lo sentí aullar.

Enrique salió del cuarto.

– ¡Pedro, ven aquí! ¿Dónde estás, Pedro?

Nadie le respondió. El abuelo seguía inmóvil, con la mirada en la pared. Enrique tuvo un mal presentimiento. De un salto se acercó al viejo.

– ¿Dónde está Pedro?

Su mirada descendió al chiquero. Pascual devoraba algo en medio del lodo. Aún quedaban las piernas y el rabo del perro.

– ¡No! – gritó Enrique tapándose los ojos –. ¡No, no! – y a través de las lágrimas buscó la mirada del abuelo. Este la rehuyó, girando torpemente sobre su pierna de palo. Enrique comenzó a danzar en torno suyo, prendiéndose de su camisa, gritando, pataleando, tratando de mirar sus ojos, de encontrar una respuesta.

– ¿Por qué has hecho eso? ¿Por qué?

El abuelo no respondía. Por último, impaciente, dio un manotón a su nieto que lo hizo rodar por tierra. Desde allí Enrique observó al viejo que, erguido como un gigante, miraba obstinadamente el festín de Pascual. Estirando la mano encontró la vara que tenía el extremo manchado de sangre. Con ella se levantó de puntillas y se acercó al viejo.

– ¡Voltea! – gritó – ¡Voltea!

Cuando don Santos se volvió, divisó la vara que cortaba el aire y se estrellaba contra su pómulo.

– ¡Toma! – chilló Enrique y levantó nuevamente la mano. Pero súbitamente se detuvo, temeroso de lo que estaba haciendo y, lanzando la vara a su alrededor, miró al abuelo casi arrepentido. El viejo, cogiéndose el rostro, retrocedió un paso, su pierna de palo tocó tierra húmeda, resbaló, y dando un alarido se precipitó de espaldas al chiquero.

Enrique retrocedió unos pasos. Primero aguzó el oído pero no se escuchaba ningún ruido. Poco a poco se fue aproximando. El abuelo, con la pata de palo quebrada, estaba de espaldas en el fango. Tenía la boca abierta y sus ojos buscaban a Pascual, que se había refugiado en un ángulo y husmeaba sospechosamente el lodo. Enrique se fue retirando, con el mismo sigilo con que se había aproximado. Probablemente el abuelo alcanzó a divisarlo pues mientras corría hacia el cuarto le pareció que lo llamaba por su nombre, con un tono de ternura que él nunca había escuchado.

¡A mí, Enrique, a mí!...

– ¡Pronto! – exclamó Enrique, precipitándose sobre su hermano –¡Pronto, Efraín! ¡El viejo se ha caído al chiquero! ¿Debemos irnos de acá!

– ¿Adónde? – preguntó Efraín.

– ¡Adonde sea, al muladar, donde podamos comer algo, donde los gallinazos!

– ¡No me puedo parar!

Enrique cogió a su hermano con ambas manos y lo estrechó contra su pecho. Abrazados hasta formar una sola persona cruzaron lentamente el corralón. Cuando abrieron el portón de la calle se dieron cuenta que la hora celeste había terminado y que la ciudad, despierta y viva, abría ante ellos su gigantesca mandíbula.

Desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla

Julio Ramón Ribeyro
(1929 - 1994)

El próximo mes me nivelo (Julio Ramón Ribeyro, 1969)

El próximo mes me nivelo El próximo mes me nivelo (no se publicó como un libro individual,  fue publicado en 1972  como parte del  segundo t...