Carpe diem es una expresión latina que se traduce usualmente como "Aprovecha el día". La expresión fue acuñada por el poeta latino Quinto Horacio Flaco (o simplemente Horacio) en el poema número 11 del primer libro de Odas. Dedicada a Leucónoe, el poema parece un consejo y su último verso reza "carpe diem quam minimum credula postero", que se puede traducir como "Aprovecha el día y no confíes en el mañana".
Horacio fue un filósofo y poeta romano. Tuvo el favor de Cayo Mecenas y pasó a ser patrocinado por el Estado romano. El libro de Odas destaca sobre sus demás obras tanto por su calidad formal como por el modo filosófico en que aborda los temas.
La oda más famosa de Horacio es justamente la que contiene la célebre frase carpe diem. Se trata de la oda número 11 dedicada a Leucónoe, que etimológicamente significa "mente en blanco" o "cabeza vacía", lo que se aproxima al sentido zen-budista de la meditación.
El poema hace de la muerte el tema central. Luego del primer verso, el poeta sostiene que es inútil intentar saber lo que ocurre después de la muerte. Carpe diem aparece en la poesía como una respuesta al miedo a la muerte y a lo desconocido. Ya que al ser humano le está vedado saber su destino final, lo mejor es vivir la vida plenamente.
Oda 11 del libro 1
1 Tu ne quaesieris — scire nefas — quem mihi, quem tibi
2 finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
3 temptaris numeros. Ut melius, quidquid erit, pati,
4 seu plures hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,
5 quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
6 Tyrrhenum: sapias, vina liques, et spatio brevi
7 spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit invida
8 aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
Traducción de Germán Salinas
No indagues, Leucónoe (no es lícito saberlo),
qué fin reservan los dioses a tu vida y la mía,
ni combines los números mágicos. Mejor será que te resignes
a los decretos del hado, sea que Júpiter te conceda vivir muchos años,
sea éste el último en que ves romperse las olas del
Tirreno contra los escollos opuestos a su furor.
Sé prudente, bebe buen vino y reduce las largas esperanzas
al espacio breve de la existencia. Mientras hablamos,
huye la hora envidiada. Aprovecha el día, no confíes en el mañana.
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Aprovecha el día.
No dejes que termine
sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de expresarte,
que es casi un deber.
No abandones tus ansias
de hacer de tu vida
algo extraordinario...
No dejes de creer
que las palabras y la poesía,
sí pueden cambiar el mundo;
porque, pase lo que pase,
nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión,
la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa.
Y tú puedes aportar una estrofa...
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio.
La mayoría vive en un
silencio espantoso.
No te resignes, huye...
"Yo emito mi alarido
por los tejados de este mundo", dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples,
se puede hacer poesía
sobre las pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias,
todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar
en contra de nosotros mismos,
eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en tí está el futuro,
y asume la tarea con orgullo
y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte.
Las experiencias de quienes se alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”,
te ayudarán a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas…